viernes, 5 de marzo de 2010

Díganme...

Bueno, parece que ya soy licenciada. Así que, por favor, ejem, díganme Licenciada.

Para iluminar este momento, les refiero un diálogo con un ser imaginario, que aclarará toda clase de dudas al respecto. Este modelo conversacional evitará toda clase de repeticiones en los días sucesivos, y nos ayudará a llegar con mayor rapidez a lo que llamamos “la parranda final”.

-Ana, ¿cómo que te recibiste?

-Sí, me recibí. Bah, ya puedo iniciar el trámite del título, pero el título lo voy a tener por lo menos dentro de un año.

-¿Pero vos no te habías recibido?

-No, ya era Profesora, pero todavía no era licenciada.

-Ah, ¿te faltaban materias?

-No.

-¡Te faltaba la tesis!

-No, Letras no tiene Tesis.

-Ahh, ¿un final te faltaba?

-No no me faltaba ningún final, entregué una monografía y me la tenían que corregir.

-¿Y cuando la entregaste?

-Hace un año

-UN AÑO!!!!!! ¿Cómo tanto tiempo? ¿Y no lo demandaste al profesor? ¿No podías hacer nada?

-No, en puán eso es normal. Los tipos se toman "sus tiempos". Y armar quilombo no conviene, por el asunto de "la nota en juego", si se entiende.

-¡Pero qué barbaridad!

-No tanto, la vida continúa igual que siempre.

-Ah, bueno, pero ya vas a estar más tranquila, ¡no vas a cursar más!

-Hace un año que no curso, ya me olvidé de lo que es cursar.

-Ah, ehhh, bueno, ¡felicitaciones! Entonces, ¿cómo no nos avisaste? ¿Cuando te pasan la nota en la libreta?

-No, no te la pasan a la libreta. De hecho, ya no tengo libreta. Te avisan por mail, y te pasan la nota directamente al sistema.

-Ah, ehh, bueno… felicitaciones????

-Sí, gracias!!!!

Bien, ante la sorpresa, el alivio, y la incredulidad de las masas, he llegado al momento de la acreditación de estudios, algo que lamento profundamente, porque la libretita de estudiantes me brindó una cantidad de felices descuentos en el bosque de arrayanes, en la entrada al machu pichu, en el tita merello (cuatro pe! Loco!), el gaumont, y el teatro el pueblo.

Bueno loco, creo que me voy a anotar en el CBC de algo, nomás para mantener esos codiciados descuentos de estudiantes que sólo serán superados cuando sea una ancianita jubilada, y me vaya cada dos por tres a Cataratas.

Mientras tanto, por favor, díganme Licenciada!